Ultra de Sierra Nevada, el último escalón para entrar en el Olimpo.

El viernes a mediodía recibí una llamada de mi gran amigo Antonio Cayetano, me dijo que quería acompañarme a la USN. Esta noticia me alegró y motivó mucho para poder afrontar el reto de poder terminar la carrera, y es que tenía serias dudas de acabarla ya que la semana pasada estuvimos en la Ehunmilak y terminé muy mal con la rodilla.

A medianoche del viernes al sábado, en el paseo del Salón se daba la salida a esta épica ultra, donde después de los preparativos, 369 valientes partimos en busca de la cumbre más alta de la península ibérica. Los primeros kilómetros son espectaculares por el barrio de Albaicín y la Alhambra iluminada al fondo como si se tratase de una idílica postal. Sus características calzadas empedradas y de adoquines hacían mella sobre mi maltrecha rodilla y empezaron las molestias y el pensamiento de retirarme, pero había quedado con Antonio en el segundo avituallamiento y esto me motivó para continuar.

Con el paso de los kilómetros la rodilla ya me dolía menos porque decidí bajar un poco el ritmo. Esta parte de la carrera es un constante sube y baja por senderos y carriles no muy técnicos y presencia de mucho polvo, al llegar al primer avituallamiento si hay una bajada técnica donde hay que ir con cuidado e iluminar bien el camino con el frontal, en esta primera parada me puse la rodillera, rellené bidones, comí algo y a seguir. Me quedaban otros 12 Km hasta el segundo puesto de refrigerio, donde me encontré con Nono, hicimos algún kilómetro, me animó y quedamos en vernos en Quentar sobre las 8:00 de la mañana. Avanzaba a buen ritmo, en plena noche y la rodilla apenas me dolía, así pasaron los tramos continuos de sube y baja con carriles y algún sendero técnico, y sin darme cuenta el amanecer me atrapó, cosa que me da mucha alegría, sobretodo porque me quito el frontal de la cabeza y siento el aire fresco, ya faltaba poco para llegar al punto de control 4, Quentar, ya eran las 8:20 y el sol ya empezaba a notarse, me llamó Antonio y decidimos que aparcara en el siguiente avituallamiento y bajara a mi encuentro, que alegría al verlo y que rato más bueno echamos de charla.

Un poco antes de la parada en el punto Fuente de la Teja había dejado el coche y aproveché para recargar agua fresca. Ahora tocaba una subida dura, así que me la tomé con paciencia sabiendo que después vendrían subidas peores, ya coronado el Alto del Calar solo quedaba dejarse caer hasta Güejar Sierra con el imponente pantano a vista de pájaro y teniendo algo de cautela en la bajada ya que había algún tramo con mucha piedra. Eran ya la una menos cuarto del mediodía y la llegada al cambio de mochila fue clave para afrontar el resto de la ultra, allí estaba una vez más Antonio que me trató como un rey, silla, comida, mochila, agua, lo que me hiciera falta, además me dijo que iba aparcar el coche en el Castillejo, junto a la carretera nacional, bajar a mi encuentro y hacerla hasta meta conmigo, yo pensé, así sí que la termino, esto es un lujo. Con esta buena noticia afronté la subida con buen ánimo, en este tramo se agradecen mucho los puntos de agua naturales para beber y refrescarse, y aunque ya las piernas estaban muy pesadas, sin prisa y con la grata compañía de mi amigo nos presentamos, con cortafuegos incluido, en un avituallamiento sorpresa, junto al coche y que la verdad vino muy bien.

Trotamos por carriles hasta el punto de control siete en el Monasterio de San Jerónimo, ya eran las cuatro de la tarde y cualquier atisbo de sombra se agradecía. Ya solo faltaba encarar lo más complicado, el Veleta, ya se veía y casi se podía tocar con las manos, pero nada más lejos de la realidad, tocaba armarse de paciencia y ponerse a andar ya que después sabíamos que venía el kilómetro vertical, de esta manera conseguimos llegar a Pradollano, donde recargué bien las pilas y me mentalicé para la última subida, eran las seis menos cuarto de la tarde y faltaban 1000 metros positivos en 4 kilómetros y medio. Bueno, esto ya fue la guinda del pastel, a medida que se va ascendiendo las piernas pesan más, la cabeza parece que da vueltas y cada metro que se avanza es una carrera ganada. Los ánimos de Antonio fueron cruciales, aunque no me enterara de la mitad de lo que decía, y es que por momentos parecía que no estaba allí, solo quería llegar arriba. De repente veo un hombre y me dice: “venga, que ya estás aquí, avituallamiento a la izquierda y después todo para abajo”, vine en mi y le comenté: me acabas de dar una alegría, gracias. Fue cuando lo vi todo claro, para mi llegar hasta allí es lo más parecido como entrar en el Olimpo, en una temporada inolvidable con la victoria por equipos en Bandoleros, 20 horas en Penyagolosa, 12 horas y media en la 101, finisher en Peñalara, 4º puesto provisional en la LRU y la semana pasada Ehunmilak en 43 horas 21 minutos, el Veleta era el Olimpo para mí. Ya sabía que estaba hecha, solo quedaba volver a bajar hasta Pradollano, y así fue en poco más de hora y media estábamos en Meta, que alegría, que sentimiento de felicidad. Y nada más llegar me llaman a podio para hacerme entrega de los obsequios por haber finalizado el circuito de la Spain Ultra Cup.

Agradecer a mi Club Deportivo Alpino Jarapalos todo el apoyo de mis compañer@s, en especial a Cris, Dani, Jorge, José Daniel, Leo y como no, Antonio Cayetano, un fuera de serie, dentro y fuera de las carreras. Gracias.

Para más información:

http://www.ultrasierranevada.com/

www.alhaurinesdeporte.com

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