Sobran las presentaciones. Hablar de Francis Menjíbar es hablar de un presente y de un pasado en el que llegó a ser profeta en su tierra, en Alhaurín de la Torre. Fue campeón del mundo, casi nada, en una jornada memorable en el polideportivo El Limón. Aquella en la que subió nuestro deporte a lo más alto, en una época en la que aún estábamos empezando. Y si me refiero al presente, su club está más activo que nunca, con cada vez más jóvenes a su cargo y con adultos que aman el kick boxing, el muay thai y en general las artes marciales.
Los interesados pueden trabajar a las órdenes de Francis, ya sea con la intención de mantenerse en forma o incluso la de competir. Que se lo digan a gente como Rafa, María o Simo, que han subido en diferentes formas a lo más alto del cajón.
Hablar de deporte hoy en día en nuestro Alhaurín es hablar de Francis Menjíbar y de su club. Pocos podrán contradecirme.
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