(JCVM) Nuevo año y nuevo periplo por los clubes que pululan por Alhaurín de la Torre y su deporte. Para la ocasión, nuestros invitados fueron los del baloncesto. Un club, creado allá por el año 1.996 y que en los últimos años ha dado ya una muestra de solidez y de señorío, de profesionalidad y de conocimiento. Disponen de entrenadores que aglutinan esa mezcla tan necesaria de juventud y experiencia, que basan su filosofía en la educación y en la introducción del chaval en el sentido del deporte. A cualquiera de ellos (y son muchos) a los que uno puede acercarse para aprender de su baloncesto, de sus vivencias o de sus formas de ser, te cuentan que eso de ganar le gusta a cualquiera, pero que lo realmente importante, lo que realmente pretenden que los jugadores asimilen, es su lucha por disfrutar del deporte y por competir, por estar siempre en el partido independientemente de las posibilidades de conseguir doblegar al contrario. En ese sentido, me recuerda mucho a las entrevistas que www.alhaurinesdeporte.com ha mantenido y mantiene con los atletas. Son muchos los que entrenan y pocos los que salen a la larga o mediana distancia con verdaderas posibilidades de éxito. Todas aseguran correr por diversión y para intentar vencerse a ellos mismos a través del cronómetro.
El baloncesto necesita de ello, de la superación personal independientemente del rival de turno. Si son más grandes, intentar coger algún que otro rebote. Si se ha de perder, que sea única y exclusivamente por falta de centímetros, pero no de coraje.
Hace unos días me pasé por el polideportivo municipal de El Limón y tuve el honor de fotografiar al equipo de Pepe Senderos, el Minibasket de 2002. Hablamos pues de chicos de 13 y 14 años, etapa en la que siguen siendo verdaderas esponjas a la hora de captar conceptos. Les pillé en mitad de una charla, inmediatamente después de un ejercicio de contraataques, en los que de una tacada se practicó el pase, la posición, la visión, el control de balón y las entradas a canasta. En otros tiempos se hacían ejercicios encaminados a un solo fundamento, a lo sumo a dos. Hoy, todo va más rápido. Como nos dijeron hace escasas fechas en las charlas formativas a la que prácticamente asistieron todos los responsables del club, los jugadores son más altos, más rápidos y más fuertes.
Me quedo con la intensidad que ví en el tiempo que estuve con ellos, en la atención recibida por Senderos de unos chicos con gestos serios escuchando las indicaciones y con las camisetas sudadas por el esfuerzo. Ah! y con alguna que otra zapatilla deportiva de colores llamativos.
Como dijo Pepu Hernández, el primer seleccionador nacional que hizo a España campeona de mundo: ¡BA-LON-CES-TO!
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