El yoga que llega en bus a Alhaurín de la Torre

Miguel Ángel García cumple 25 años trasladándose al municipio para impartir sus talleres. Miguel Ángel García abandona su vivienda en el centro de Málaga y se dirige a la estación de autobuses de Muelle Heredia. Allí espera con paciencia el interurbano que se dirige a Alhaurín de la Torre. Una vez dentro observa un paisaje que ha visto cambiar con el paso del tiempo; se apea y camina hasta una pequeña sala en el Polideportivo El Limón, donde le esperan unos 15 alumnos. Se cambia de ropa y empieza la sesión de yoga municipal como lo lleva haciendo cada semana durante los últimos 25 años, cumpliendo con una tradición alhaurina: Miguel Ángel es un referente en la localidad y en el mundillo del Yoga en Málaga.

El municipio de Alhaurín de la Torre mantiene una estrecha relación como el deporte, uno de los pilares de su búsqueda constante de la calidad de vida. Por eso, cuando Miguel Ángel se ofreció a impartir talleres el Ayuntamiento no dudó en aceptar, pese a que por aquél entonces el yoga era una disciplina poco conocida en España. «Solo tuve que ofrecerme, me dijeron que sí prácticamente sin preguntarme nada más», explica. «Para mi sorpresa el mismo día empezamos a prepararlo, no tenía trabajo, todavía no había montado mi centro en Málaga». Antes de Miguel Ángel hubo varios intentos de crear talleres, pero ninguno cuajó. «Ahora, además del municipal, hay varios centros, y muchos de ellos están dirigidos por antiguos alumnos míos».

Pionero en la localidad, el experto calcula que por sus clases han pasado más de 2.000 personas, de las cuales varias han creado centros de enseñanza

Primero inició su andadura en una sala de suelo de madera que se utilizaba para clases de música, encima del mercado municipal. «Fuimos pasando por muchos sitio;luego fuimos a una sala de cultura, también estuvimos en el gimnasio del IES Los Manantiales (el director del centro acabó apuntándose a las clases), también en la piscina municipal». Recuerda con orgullo que, cuando se construyó el pabellón polideportivo, al fin se creó un anexo para meditación junto a la sala de artes marciales, actual hogar permanente de los talleres que puso fin a su itinerancia incesante.

Buenas experiencias

Miguel Ángel asegura que en estos 25 años ha vivido experiencias «muy buenas y algunas malas». Recuerda una señora que, cuando acudió por primera vez a una sesión, no podía subir las escaleras. «Al cabo del tiempo llegó y me dijo, muy agradecida, que por fin podía moverse con libertad». Explica que ayudarla a superar ese reto está por encima de toda la filosofía que envuelve el Yoga. Pero también ha vivido alguna experiencia negativa:«Una vez unos desalmados entraron a las taquillas y mojaron toda mi ropa, me volví en el autobús empapado», comenta. Pese a ello ha mantenido su compromiso con la localidad, aunque reconoce que el reto ha sido siempre el mismo:«Paso a veces más tiempo en el autobús que en los propios talleres, pero mientras pueda seguiré vinculado a Alhaurín de la Torre».

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