Por segundo año consecutivo, este fin de semana se ha celebrado la travesía “La Última Selva”. El escenario no es otro que el Parque Natural de los Alcornocales y el Parque del Estrecho, con un recorrido de 57 kilómetros y 5100 metros de desnivel acumulado (2560 m D+). Un total de 45 participantes, máximo permitido por transitar en zonas de protección total, se dieron cita la mañana del sábado 24 a las 7.30 de la mañana para afrontar el reto. Entre ellos Mark Woolley, los hermanos Vivo (Ivan y Azarías), Javi Hernández, Manuel Alonso, Manuel López, Ernesto Elena, Sergio García, Antonio Beltrán y Paco Rives del Club Jarapalos Trail.
Tras los besos, los abrazos, las presentaciones y los consejos de última hora, arrancaba el pelotón hacia el sendero del Guadalmesí, con las baterías a tope, y muchos caballos ansiando galopar. Aunque es una travesía, para algunos es irrefrenable ese impulso de “tirar”, de ponerse en cabeza, pendiente arriba, mostrando los “espolones” y para otros, es mas relajante dejarse llevar, disfrutar del entorno, la charla, y administrar el “gasoil” para lo que se les viene encima. Poco a poco, se van encadenando estiradas y reagrupamientos, subidas lentas y bajadas de vértigo, pasillos cerrados y cielos abiertos… todos ellos por senderos y llanuras con nombres propios de la zona. El trazado parte del área recreativa «El Bujeo» e hicimos dos recorridos circulares, uno de 20km hacia poniente recorriendo los senderos del Guadalmesí, San Manuel, San Juan y Los Mulos; y otro hacia Levante de 35km recorriendo Prisioneros, Rio de la Miel, Puerto del Viento, Garganta del Capitán, Arroyo del Prior y San Francisco. En un abrir y cerrar de ojos nos zampamos el primer bucle y tiene lugar el primer avituallamiento. El rutómetro cumple con la norma: bajar para subir, y subir para bajar. Buscar un punto alto donde disfrutar de las vistas y bajar para saludar a los ríos de la zona. De los pedregales de Prisioneros a los bloques del Río de la Miel, de las lianas a los helechos, de la respiración agitada a la charla airada. Y sin darnos cuenta… ¡fin del recorrido! Tras 11 horas de pateo tuvimos una jornada de convivencia en la zona habilitada del área recreativa, donde hubo reparto de recuerdos y degustación de lo que cada uno quiso aportar. Magnífica jornada en uno de los lugares más espectaculares de Andalucía, y por supuesto de España, que se encuentra escondida y protegida, al menos por ahora. Dar las gracias al organizador de la prueba, el gran Sergio K2, el año que viene volveremos.
Enrique Ramírez
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