(José Carlos Villalba) Cada lunes y cada miércoles el Polideportivo «El Limón» de Alhaurín de la Torre y su sala de usos múltiples, desde las once y media y hasta las una del mediodía, tiene el honor de acoger a la familia del yoga. Miguel Ángel García hace de intermediario a la hora de impartir las clases. Inmiscuye, orienta, aconseja y enseña a unos alumnos ya de por sí completamente integrados en su filosofía.
Todo el mundo coincide en que la modalidad protagonista de nuestra nueva sección involucra no ya al cuerpo (algo evidente), sino también a la mente, al espíritu, o como me dijo a mí un día el propio Miguel Ángel, a la totalidad del ser. Pero si uno tiene el tiempo, que siempre se busca si es menester, y la sensatez necesaria como para acudir a una de sus clases y simplemente observar lo que hacen tanto él como sus alumnos y alumnas, descubrirá que estamos, todos, en lo cierto. Más allá de posturas, algunas inverosímiles, de difícil y bella factura que combinan cualidades que se van olvidando con la edad ( versus elasticidad, equilibrio y fuerza…) al menos para mí, más allá de «la vela», «la mariposa» o «la flor del loto» (posiblemente con esta última esté revolucionando las nuevas tendencias), está la tranquilidad que se respira cuando uno entra en su santuario. El sitio, las cosas como son, ayuda mucho. El suelo es de parqué. Las ventanas son amplias y anfitrionas del reinante sol de Andalucía. El silencio es primordiar, algo que se consigue por la costumbre de los usuarios de la actividad y por estar situada (al aula me refiero) en la zona más tranquila de la enorme instalación. Y la paz interior, se presupone como el valor en la «mili».
Hacen talleres varias veces al año. Algunos son puramente familiares y otros más especializados. Se apuntan a excursiones y en definitiva, el Sr. García, que además de dar clases en Alhaurín de la Torre, dirige en Málaga, el centro de yoga Milarepa, gusta fardar de que sus alumnos acaban siendo sus amigos.
No les queda otra que visitarlos y opinar sobre si lo escrito por mi ventura es producto de la realidad o de mis impresiones subjetivas por el contacto directo con este mundo y las personas que lo practican. Recuerden que la filosofía, la nuestra y la oriental, además de el deporte, están de por medio.
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